La figura y sus condiciones de posibilidad; el imaginario del cuerpo desde la implicación subjetual; el vínculo entre la experiencia sensible, inteligible y factible existente en determinados procesos y procedimientos creativos: son algunas de las coordenadas que delimitan la problemática abordada en estos trabajos.
La figuración antropomórfica constituye un problema común a las Artes y las Ciencias: ambos campos configuran modelos del cuerpo, pero están determinados por sus propias reglas. En la obra de arte, los sistemas de percepción, los sistemas de pensamiento y los sistemas de trabajo se encuentran tan estrechamente enlazados (Wittkower) que no se puede excluir el sujeto agente del imaginario del cuerpo en las actividades que los crea. El cuerpo es objeto y sujeto de la mirada, simultáneamente. Imagen virtual y cuerpo real están implicados en un proceso de construcción mutua: un círculo creativo donde “los productos se encuentran en el mismo plano que los procesos de producción” (Varela).
En este contexto, se enmarcan esta serie de obras de pequeño y mediano formato, resultado de un proceso de experimentación que se articula desde el procedimiento del modelado –en combinación con dispositivos de reproducción tridimensional (moldes)–, que toman representaciones y modelos tridimensionales del cuerpo, de sus órganos y funciones, para producir un repertorio de cuerpos plásticos.
La adopción del modelado en cera (ceroplástica) como método de investigación, busca un procedimiento directo, inmediato, basado en la práctica, que permita movilizar todos los contenidos que el modelado alberga: en tanto el cuerpo está implicado como agente, actor y autor (función somática), es un medio con múltiples posibilidades cognitivas y gnoseológicas. De este modo, la complejidad pasa por la repetición de una regla simple: la adición de material que configura el volumen y se articula en función de la recursividad de la experiencia adquirida por el cuerpo en acción.